domingo, 21 de septiembre de 2008

LA PAT: ENGAÑIFA Y ULTIMÁTUM A LA HUERTA


El año 2006, el señor Campos (–de–golfo?) anunció un Plan de Acción Territorial (PAT), con la intención –decía– de proteger la Huerta de Valencia. Sin pelos a la lengua, nos advertía que, de 63.000 ha de Huerta, se clasificarían 9000, susceptibles de protección. El PP se felicitaba porque nos permitía la posibilidad de gozar de uno ridículo 14% de Huerta, mientras que dejaba todo el otro 86% en barbecho inmobiliario para la especulación urbanística, ¡como dios manda!.
Dos años después, escenifican cuatro jornadas participativas: a Foios, Montcada, Aldaia y Valencia. Aún siendo NO vinculantes y deber pasar por el enderezador, me inscribí, a las de Aldaia. La cosa fue así: mucha menos asistencia de la prevista (150 plazas); intento de presentación a cargo de uno dinamizador de grupos que no sabé responder por qué no había nadie de la administración que diere la cara y presidiere este montaje de manipulación de masas; abucheada de una buena parte del público (levadura, es clara, de la afiliación pepera –preparada por desmontar propuestas incómodas– y de la afiliación psoera, perpleja y deleitosa del espectáculo); grupos de trabajo para recoger ideas, eso sí, aceptadas por consenso, para que las críticas perdieran validez y asamblea de conclusiones, al acabar. Así, durante dos días y, en cada sesión, el número de personas menguando. Total, un proceso fallido con falta de rigor democrático, que ha dejado fuera colectivos importantes y con un dirigismo que intenta fagocitar el discurso de los movimientos sociales y sindicales.
Aunque la Consejería de Medio Ambiente, Agua para todos, Urbanismo ilimitada y Vivienda inaccesible se esfuerce en evitar que la verdad estropear su proyecto, el PAT es una casi perfecta engañifa.
Precisamente, cuando la mayoría de la población valenciana –según las encuestas– desea encotrase con el espacio insustituible que representa la Huerta, con sus valores históricos, paisajístico y agrícolas, el PP se ojal de la manga una propuesta, que no se puede descontextualizar de la chifladura urbanizadora existente.
Aunque nos quieren embaucar con un proyecto aparentemente seductor, no olvidamos que se presenta a cambio de la aceptación del soterramiento de la mayoría de las tierras productivas de la comarca. Y no se podemos refiar, ahora, de uno PP que se burló de las 117.000 personas que signáramos la ILP Por la Huerta, rechazándola un 14 de noviembre de 2001 a las Cortes Valencianas.
Pero vamos al grano, el PAT es mutilador porque acepta el avance descabellado de la destrucción de los mejores espacios de la Huerta periurbana. No aporta normas ni elementos de protección directa y efectiva. Ni ninguna fórmula para obligar los ayuntamientos a tomar decisiones de urgencia para proteger el terreno, permitiéndolos recalificaciones de miles de fanegadas dondequiera arreo.
El plan, recomienda, aconseja, propone ... pero nada más. Por lo tanto, no se implica realmente con el territorio, ni analiza la responsabilidad de los ayuntamientos y las promotoras; oculta contradicciones con proyectos urbanísticos que la misma generalidad avala y no es un instrumento jurídico vinculante. Se trata de uno plan irreal sin ninguna partida presupuestaria. Todo es virtual. mientras tanto, el tiempo pasa y la huerta desaparece impunemente.
Por otra banda, acepta la destrucción permanente con muchas infraestructuras (AVE, Vía Parque Norte, III cinturón ...) que actúan como un caballo de Atila, porque todo lo que le rodea pierde su valor natural (o, por desgracia, gana valor especulativo).
Asimismo permite devastadores proyectos (a Torrent, el Nuevo Milenio a Catarroja, en la Huerta de Verdadera y un largo etc. –con el PP o el PSOE implicados como culpables directos o indirectos–), pero eso sí, el plan nos propone –según interpretación generalizada– convertir la Huerta en una espècie de parque temático donde podremos ir a pasar el día en alquerías–hoteles, observar los labradores y las labradoras desde cómodos miradores y pasear los perros por los campos sembrados.
Ha que una protección total con una moratoria inmediata que afecto todos los Planes Generales de Ordenación Urbana de la comarca. Si no hacemos algo, como dice La Unión de Labradores y Ganaderos, la agricultura actual a la Huerta no durará más de 15 años. Solo una política que rovo esta dinámica hará que no desaparezca. Es urgente una optimización económica de los productos y una reconversión ecológica que incrementará su valor, así como la estabilidad en la producción, distribución y venta, garantizada por la administración local y autonómica.
Por ello, hemos de reganar, pueblo a pueblo, el sentido común suficiente que salve la Huerta de una muerte anunciada. Y no será posible mientras no entendamos que la Sostenibilidad y el futuro del País pasa inexorablemente por revitalizar la Huerta: alcanzando máximas cuotas de autosuficiencia alimentaria, creando miles de puestos de trabajo y obteniendo una mejor calidad de vida con una alimentación ecológica de proximidad y la recuperación de una cultura que se está perdiendo al mismo ritmo que desaparece cada palmo del suelo.

Voro Torrijos y Tàrrega
Los Verdes del País Valenciano

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